Una idea, no del todo acertada, es la que nos lleva a creer que una vez hemos llegado a la ciudad donde vamos a pasar las vacaciones, todo nos vendrá dado, pero esto no es así. Aunque sin demasiado esfuerzo vamos a poder disfrutar de nuestras vacaciones, y no nos será difícil encontrar un buen restaurante, un museo, o podremos dar un paseo en un lugar con encanto, lo cierto es que el desconocimiento del lugar no nos ayudará a que el aprovechamiento de nuestro tiempo sea mayor.
En los viajes a grandes ciudades, como Málaga, es frecuente que se contraten los servicios de algún guía de turismo. Esa es la manera de conocer con más detalle algún edificio histórico, o un entorno monumental, sin embargo, ese tipo de cicerones no los vamos a encontrar para que nos guíen a la hora de pedir un desayuno o acertar con una ruta al interior de la provincia para conocer algunos de sus pueblos. Los guías de turismo se suelen limitar a los grandes monumentos o a rutas por la ciudad con un recorrido ya prediseñado. Por lo tanto, allí donde comienza nuestra libertad, también dan comienzo las dudas.
Entrar a detallar todo lo que nos ofrece la provincia de Málaga resultaría imposible para el artículo de un blog, sin embargo, ya que hemos mencionado los desayunos en Málaga si que resultaría interesante crear una breve guía para que el turista que desconoce esta zona de Andalucía sepa orientarse un poco mejor con esa primera comida del día.
¿Cuáles son los desayunos típicos en Málaga?
Si nos referimos a los desayunos típicos tenemos que descartar todos esos bares y restaurantes en los que ofrecen platos exóticos que tienen su origen en otras provincias españolas o en otros países.
Lo típico en Málaga ha sido siempre un desayuno sencillo, un café con leche y unas tostadas. Ahora bien, en ese desayuno hay no pocos matices que se deberían de tener en cuenta.
Le aconsejamos que pruebe los molletes de Antequera, que es un pequeño pan blanco poco hecho, que se puede tostar abriéndolo, o bien cerrado. La diferencia que va a encontrar es que con el mollete cerrado la parte crujiente será la externa mientras que el interior se mantendrá más esponjoso. Al mollete se le puede añadir mantequilla, aceite de oliva, zurrapa de lomo…
También puede probar los pitufos, que son también panes de pequeño tamaño, de ahí el nombre que reciben, similares a los que se utilizan para los bocadillos. El interior del pitufo puede contener lo mismo que el mollete.
A tener en cuenta que si busca un desayuno económico es más interesante que se limite al aceite con tomate, o la mantequilla, o la zurrapa, que al jamón, porque un buen jamón nunca va a ser barato y una carne de no tan buena calidad puede empeorar la rica simplicidad de un pan con aceite o zurrapa. Otro ingrediente habitual para las tostadas suele ser la manteca colorá.
En algunos bares también podrá encontrar otros tipos de panes, por ejemplo, panes de pueblo en rebanadas. Sin embargo, sin nos permite otro consejo, y sin desmerecer a ese tipo de panes, para el desayuno no hay nada mejor que un buen mollete o un pitufo. Las chapatas, que son otro tipo de pan, tal vez resulten un poco secas o correosas, pues tienen otro tipo de miga menos esponjosa.
¿Cómo pedimos el café con leche?
Puede pedirlo así, tal cual, «un café con leche», pero sepa que en los típicos cafés servidos en un vaso de cristal hay un número considerable de variaciones en función de la cantidad de café que prefiera.
El café solo puede resultar excesivo para un vaso de tamaño medio. En esos casos tal vez sea mejor tomarse un café espresso.
El café largo incorpora una pequeña parte de leche (a ojo sería un dedo de leche), mientras que el café corto tiene algo más de la mitad de café y el resto de leche.
Más corto que el café corto es el sombra. Un café sombra incorporará, medido a ojo en un vaso de cristal, no más de dos dedos de café.
Para quienes prefieren aún menos café en su desayuno suelen pedir un café nube que tan solo tiene una pequeña cantidad para darle algo de color y sabor.